¡Manos a la obra!
3.12.2012, 11:47
|
Los avances en materia política y desarrollo económico de la República Dominicana en las décadas pasadas se han visto eclipsados al inicio de esta segunda década del siglo XXI por la desaceleración económica y la crisis del sistema de partidos, al advertirse el surgimiento de una dictadura de partido en la conducción del Estado dominicano.
Esta crisis de gobernabilidad tiene sus orígenes en el proceder del gobernante partido PLD, quien por medio de trapisondas desde el poder, ha colocado todas las instancias del Estado a su servicio –Tribunal Superior Electoral, Altas Cortes, Cámara de cuentas– y lo que es más criminal para una democracia imperfecta, ha dispuesto del poder mediático al servicio del partido y el gobierno.
El actual gobernante, hombre de buen perfil ciudadano y temple de estadista, no cuenta con la aquiescencia ni de la sociedad civil, ni de los empresarios, ni del principal líder opositor, debido a las malas artes empleadas por el gobierno de su partido para retorcer la voluntad electoral. Fundamentada la sospecha que su triunfo tuvo como pie de amigo el uso y abuso de los recursos del Estado, al extremo de que (según el informe del FMI) el gasto se disparó un 40 % en los últimos dos años y la deuda pública alcanzará al término del 2012 el equivalente al 44 % del Producto Bruto Interno.
Razones por las cuales el FMI recomienda mejorar la calidad del gasto público, la aprobación de un presupuesto para el 2013 por debajo de lo proyectado por los economistas del gobierno, una revisión de la política financiera y monetaria, a la vez que el gobierno tendrá la obligatoriedad de alejarse de la mala práctica de gastar más de las apropiaciones presupuestarias consignadas en la Ley Presupuesto y Gastos, como sucedió en el año fiscal 2012. Por lo que la macroeconomía tendrá que orientarse a disminuir la vulnerabilidad fiscal y la vulnerabilidad externa, siendo obligatorio que las autoridades actúen con políticas presupuestarias más transparentes, fomento de las exportaciones agrícolas, y creación de empleos formales.
Abandonar la mala práctica de la implementación de políticas sociales como un salvoconducto electoral.
Esto obligará a una ruptura con la política clientelista desde el gobierno, teniendo que disminuir la hipertrofiada nomina pública que se desmarca de las necesidades burocráticas del gobierno para su funcionamiento. Hemos insistido en que no es posible que un Estado pequeño, tenga una burocracia imperial.
Un diplomático argentino, con humor e ironía, me dijo: –No te mortifiques, che, que todavía sobran en América Latina gobiernos de burocracia obesa, y ya lo dijo un nutricionista norteamericano: la obesidad es una enfermedad endémica del tercer mundo.
El presidente Danilo Medina debió haber auspiciado una reforma integral, como aconsejaron los empresarios y economistas, para que hasta que hasta el 2020 no tener que realizar más parches, y en consenso con la sociedad civil y la sociedad política trazar un conjunto de políticas públicas y profilaxis administrativas que conduzcan a la República Dominicana por un desarrollo económico y social sostenido, siendo imprescindible para lograr estos objetivos que se elabore una hoja de ruta para la gobernabilidad, porque sin acuerdos entre los principales actores (sociedad civil, sociedad política y poderes fácticos) estos objetivos serán una quimera inalcanzable.
Expresidente Hipólito Mejía e ilustre Sr. presidente de la República, Danilo Medina: colóquense a la altura de vuestros liderazgos, cada quien jugando su rol, y elaboren una hoja de ruta incluyente para la gobernabilidad, y que esta sirva de base para que el país salga de este atolladero fiscal y crisis del sistema de partidos, aprobándose definitivamente la Ley de Partidos Políticos, y promoviéndose leyes que castiguen la corrupción de Estado, la cual debe tipificarse como crimen de Estado y tener la condición excepcional de ser aplicable retrospectivamente a todos los depredadores del erario nacional.
Danilo e Hipólito, observen el hermoso gesto el de Mitt Romney y el presidente Obama de almorzar juntos antes de la toma de posesión del reelecto presidente demócrata, a la vez que intentan buscar formulas equilibradas para el déficit fiscal de EEUU, más allá de sus diferencias.
Ya iniciamos el periodo navideño en el que se festeja casi de manera universal el nacimiento del hijo de Dios, época propicia para hacer meas culpas, perdonar y entendernos por encima de las diferencias personales y políticas, así que, como dijese el propio presidente de la República: ¡Manos a la obra!
fs/as
No hay comentarios:
Publicar un comentario