En la República Dominicana los sentimientos responden a esa misma proporción, hay una marcada tendencia “obamista”. Esto se debe a que tradicionalmente el Partido Demócrata tiene mayor simpatía que el Partido Republicano, pese a que las intervenciones militares de EEUU, han tenido lugar durante los gobiernos dirigidos por presidentes demócratas (República Dominicana en el 1916, Presidente Woodrow Wilson; Cuba en 1961, Presidente John F. Kennedy; Santo Domingo 1965, Presidente Lindo B. Johnson, todos demócratas). Además, América Latina ha estado ausente en la agenda de este cuatrienio demócrata.
Es una herejía que un analista político, despojado de pasiones, hable de las posibilidades reales de que el candidato del Partido Republicano Mitt Romney se alce con la victoria electoral, y se convierta en el presidente número cuarenta y cinco de EEUU.
En el año 1987 asistí en la hermosa ciudad de Cádiz en España a un conversatorio con políticos, politólogos, historiadores, comunicadores sociales y sociólogos españoles sobre consultoría política, y recuerdo el tema del catalán Luis María Arquerre, quien abordó magistralmente el tema en la conferencia: “Pronósticos electorales, Arte de lo posible y oficio imposible”. En aquella ocasión planteó que cuando por razones objetivas se contradicen los sentimientos subjetivos de los simpatizantes y militantes, con los criterios de los analistas, estos son considerados el peor de los contrarios, y cuando los pronósticos se sintonizan con los sentimientos políticos, son los cientistas mejores calificados del oficio. ¡Esa es una verdad como un templo!
Tomando como ejemplo la situación en República Dominicana, recuerdo cuando el Lic. Hatuey Decamps, en una jugada maestra para restarle impacto a la encuesta Gallup, dijo que entre Hipólito y Danilo había un empate técnico, lo querían fusilar. Recuerdo que hice un artículo intentando sacarle las castañas del fuego a Decamps, y en baja voz le dije al Lic. Siquio de la Rosa y al diputado Olmedo Caba que nuestro candidato había tenido una desaceleración entre los meses de noviembre-diciembre 2011 y enero del 2012, producto de la fuerte inversión del gobierno en navidad, y cierta pasividad en diciembre de nuestros candidatos presidencial y vicepresidencial, puesto que sus mensajes navideños no impactaron ni al electorado ni a los simpatizantes, militantes, dirigentes (obreros políticos), además de que no tuvieron la cortesía de enviarles tarjetas de felicitaciones firmadas por el candidato.
Para ese entonces, yo tenía informaciones privilegiadas suministradas por un consultor amigo que estaba del lado nuestro y no del contrario, de que la reacción de nuestros estrategas era desconocer esas realidades y ponernos en capilla ardiente, y por el contrario insuflar el ego de nuestros candidatos.
Sucede que en un viaje que realice acompañado de dos prestigiosos académicos y políticos, además de un empresario de gran intuición política, le expresé que las elecciones norteamericanas eran un enigma sin definición a esas alturas finales de septiembre, que aunque el candidato demócrata tenía un mejor posicionamiento en ese momento, resultaba difícil resistir el empuje de una maquinaria política como el partido Republicano, y que el candidato republicano tenía el prestigio de manejar instituciones en crisis económicas, de manera exitosa. Añadí que el presidente Obama tenía en su contra el hecho de ser el candidato oficialista de un país en crisis, con una política exterior sin los brillos de otrora para EEUU, factores que inciden negativamente en amplios sectores del electorado. Ninguno estuvo de acuerdo con mis observaciones, por sus inclinaciones socialdemócratas por encima del raciocinio político.
El debate electoral ha entrado en su última semana, y las encuestas reflejan realidades distintas a las de hace algunos meses, el candidato Republicano ha logrado avanzar, y a última hora, se ha asido de un lema fuerte y penetrante, afirmando que “representa el gran cambio que necesita EEUU”, esa frase ha logrado impactar al electorado sobre todos a los que no tienen trabajo, y en cuatro años solo han escuchado discursos y cifras, sin que ellos puedan resolver el problema fundamental, el empleo.
Ahora bien, la naturaleza incide en el escenario electoral norteamericano, y quien tenga un mejor desempeño en la recta final, ante la impronta que representa el clima tormentoso que se cierne sobre la costa este de EEUU, y sobre todo en Nueva York, la babel de hierro, que es considerada la ciudad con mayor cantidad de inmigrantes hispanos, puede lograr cierta ventaja a la hora de la decisión final.
La realidad electoral norteamericana no varía drásticamente de un día para otro, hasta el presidente Obama y la primera dama Michelle Obama emitieron sus votos, y han votado ya millones de electores norteamericanos, principalmente los votantes convencidos de los partidos Republicano y Demócrata. Hasta la fecha hay un empate técnico, con ligera ventaja para el candidato republicano Mitt Romney. Pero aún falta la franja indecisa, que puede ser la que incline la balanza electoral a última hora.
fs/kg
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