¿CONFUSI”N O TRUCO? Ante los resultados tan evidentes, e igual contundentes, de que los nuevos impuestos no tienen dolientes que no sean del gobierno, cabe preguntarse dos cosas. Una, si los estrategas oficiales no confundieron los propósitos al mezclar sustancias tan imposibles como el aceite y el vinagre. El Déficit y La Reforma. Y dos, si la sociedad civil y la oposición política, al ponerse de acuerdo, no hicieron un truco nuevo de circo viejo, y en vez de sacar un conejo, soltaron una liebre. La secuencia de hechos anteriores o el actual debate público permiten ver los cambios. Pues durante meses se estuvo hablando de la necesidad de una reforma fiscal, y lo único que se pedía era que, además de nombre, tuviera apellido. Que fuera integral. Era el mismo bobo, pero untado con un poco de miel, de manera que el niño no advirtiera el engaño. Incluso, el panorama era inusitado, ya que lo que era conveniente a la nueva administración, era un reclamo de los sectores más representativos de la sociedad. Una coincidencia que por muy plausible no dejaba ser una rara casualidad...
LOS CÁNTAROS AL RÍO
Esta columna recordó El Informe Attalí, y el estudio de Harvard y otros documentos profusos y complejos que como metáforas eran cántaros que iban a buscar agua al mismo río. Los planes, proyectos y programas de desarrollo no podían llevarse a cabo a menos que se aumentara la presión tributaria, que era poca, o insuficiente, incluso muy por debajo de otros países de la región. De manera que existía consenso sobre la necesidad de una reforma fiscal, y antes que renuencia, sorprendía el énfasis y la urgencia de los grupos de poder. ¿Qué pasó en las últimas semanas que los fervorosos de antes dieron un giro que puede ser mortal, pues el SI inicial lo cambiaron por un NO que retumba más allá de la circunstancia y el apremio de las autoridades? El gobierno se durmió en sus laureles, y no se dio cuenta de que le estaban colocando en el camino ñde manera muy disimuladañ una trampa de osos. Que en la puesta de mesa se incluía veneno, y que entre un manjar y otro podía equivocarse el aderezo, y en vez de balsámico, echar tóxicos a la ensalada...
ESE FUE EL ERROR
Las voces que aprobaban públicamente la Reforma Fiscal Integral se mostraban con tanta nobleza que pedían al gobierno que dijera cuánto era que necesitaba o que revelara el monto del déficit heredado. Como pudo haberle dicho Lupita D` Alessio en una canción: ese fue su error. Desde que el gobierno declaró que El Déficit era de 187 mil millones de pesos, los empresarios y los políticos mudaron de semblante, y nadie quiere hablar de nuevos impuestos, pues el problema no sería de uno que otro gravamen, sino todas las cargas posibles. Los propios estrategas se dieron cuenta de que se habían pasado y dieron marcha atrás, sacando del paquete lo que consideraron productos de primera necesidad. La llamada canasta familiar. Dije entonces que la medida era justa, pero no oportuna. Que mostraba un flanco de debilidad a poco de instalarse y se quedaba sin nada en las manos para regatear cuando llegara el momento de las protestas. Ahora vienen los paros, y todo dependerá del ánimo de la población, pues que el régimen no tiene con qué desmontarlos...
EXPLICAR Y ENTENDER
Ese cambio brusco de los sectores que fueron inicialmente partidarios de La Reforma, y que ahora no conciben la posibilidad de un solo impuesto, debiera ser explicado más a fondo, o el gobierno entenderla en su justa dimensión. Se está jugando a la política, y que lo haga el PRD merece aplausos, pero no los núcleos que se benefician de la estabilidad en todos sus órdenes. Se estaba de acuerdo con La Reforma cuando ésta era para hacer lo que nunca se había hecho, pero no ahora que queda en evidencia que los nuevos fondos serían para tapar los hoyos de El Déficit. De ser así, el problema no sería tanto Danilo Medina como Leonel Fernández. Se le estaría cobrando a Medina que no actúe contra Fernández, cuyas faltas serían subsanadas si el gobierno consigue los recursos que procura vía las nuevas cargas impositivas. Complejo el asunto, pues si se cambian los papeles y las presiones políticas se originan en el campo equivocado, nadie sabe a dónde podría ir a para la gobernabilidad. El castigo, por demás, sería excesivo. No se puede comparar reticencia con complicidad...
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