Hipólito Mejía y Los Reformistas de Honor
Dr. Willians De Jesús Salvador
El desguace del Partido Reformista, es un crimen político desde el punto de vista histórico. No soy, ni nunca he sido de esos linderos políticos, todo lo contrario, siempre fui opositor a sus ejecutorias desde el poder, no obstante, reconozco que es una institución política que debió haber sido preservada, porque el multipartidismo fortalece el sistema democrático.
John F. Kennedy, expresó: Democracia…cuantos crímenes se cometen a tu nombre.
El Partido Reformista, es una herencia política que legó al sistema de partidos dominicano, el Dr. Joaquín Balaguer, líder enigmático y extraordinario del siglo pasado, quien construyó esa maquinaria roja desde el exilio, llenando un espacio en el espectro político dominicano, en la década de los 60, cuando los sectores más conservadores de la sociedad habían quedado acéfalo, tras el fracaso de la Unión Cívica Nacional, en las elecciones del 20 de diciembre del 1962.
El golpe de estado septembrino del 1963, forzaba la sociedad dominicana a la vuelta a la constitucionalidad, en este escenario patriótico es que surge el Partido Reformista, produciendo su primera alianza política con el Partido Revolucionario Dominicano, para la convocatoria cívico militar de la guerra patria de abril. Esto así, porque el PRD tenia presencia en los cuarteles y en el seno de la sociedad dominicana, pero, el exiliado líder que había sido clave desde los años 1932, hasta el final de la tiranía, a la cual había servido en las posiciones más encumbradas del estado, contaba con respeto y fuerza importante en los cuarteles dominicanos.
Las elecciones del año 1966, significaban la vuelta a la constitucionalidad, en las que se enfrentaban por primera vez, el Partido Revolucionario Dominicano, de tendencia centro izquierdista y el Partido Reformista de tendencia derechista. El Partido Reformista, gano estas elecciones, cuyos vicios y circunstancias no son materias de este análisis.
Tal y como irónicamente, dijo, el Presidente de la República, eran tiempos de glorias y blasones, pues la finalidad de los partidos políticos es el poder del estado, sea como fuese, la figura carismática de quien se considera uno de los mejores oradores políticos de todos los tiempos, se las agenciaba para lograr quedarse en el gobierno, no siempre con métodos ortodoxos y democráticos.
Los actuales gerentes de las siglas del PRSC, no han tenido el talento, la capacidad, la entereza, para mantener esa enorme herencia política y han tomado el camino más fácil, vivir de la franquicia, comportándose no como aliados del PLD, sino, como simples súcubos del Presidente Fernández Reyna.
El candidato del Partido Revolucionario Dominicano, aplicando la estrategia de pedirles a los reformistas de corazón que les presten su voto, para ganar y terminar con la ignominia de un partido troglodita que apuesta a la destrucción o desaparición del partido reformista, comprometiéndose a que terminado el proceso electoral deben retornar a su partido y trabajar para el rescate del mismo.
Los dirigentes ortodoxos y emblemáticos del Partido Reformista Social Cristiano, al no poder participar como tal en las próximas elecciones, han hecho una alianza electoral coyuntural con el candidato presidencial, Hipólito Mejía, no ha sido con el PRD, por lo que conservan su reformismo puro, inmaculado, sin contaminación partidaria extraña.
Los cielos limpios y blancos se tiñen de rojo con la luz refulgente del sol en la cuaresma, así mismo, se mezclan en armonía política perredeistas y reformistas, en otra empresa patriótica, como lo hicieron hace 47 años, cuando la patria herida de muerte, por los agravios perversos a su constitución de parte de malos dominicanos, pasada esta hermosa epopeya, cada partido tomó su destino, ocupando cada uno su espacio en el espectro político dominicano.
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