Dr. Willians De Jesús Salvador
Pro Consumidor convocó a la población de “Un día sin pollo”,
en la República Dominicana, el pasado 17 de julio del 2012, con la argumentación del alto costo, que la
libra del pollo está llegando al consumidor final.
Esta novedosa campaña auspiciada por la institución
gubernamental, nos obliga a reflexionar,
sobre las leyes del mercado y el rol del estado dominicano en la
regulación, de la política de precios en el mercado nacional.
Las leyes del mercado en el sistema capitalista, se
fundamentan en la oferta y la demanda. Los costos son la resultante de los más
diversos factores, que intervienen en el proceso de producción. En el caso que
nos ocupa es una cadena con varios eslabones, costo de la materia prima, la
harina de soya, el maíz, la grasa, los
medicamentos, la energía eléctrica, transporte,
salarios de los que trabajan en las granjas, entre otros factores a
ponderar, están el costo financiero del
dinero, haciendo la observación que muchos productos se compran en el mercado
exterior en dólares, entonces tenemos como resultado “el infrascrito, el pollo
en pie”.
En un conversatorio con líderes del sector avícola, entre
ellos el Presidente de APROHUEVO, Lic. Wilfredo Cabrera López y otros
productores nacionales, nos han explicado que los márgenes de las granjas son
de aproximadamente un 10 %, que la intermediación es lo que determina el precio
final del producto, “el pollo”. El costo
de producción RD$ 26.19 y lo venden a
RD$ 29.00.
Entonces, sería prudente plantear, que Pro Consumidor
estimule a la población a la adquisición
de pollos en las granjas, y de esta manera se corta el eslabón especulativo de
la cadena.
Ahora bien, nos permitimos señalar, las políticas del mercado,
no pueden ser decretadas a priori por el estado, por ordenanzas o presiones
directa e indirectas sobre los sectores productivos nacionales. La Superioridad
del estado y del aparato publicitario que lo sustenta, no es aconsejable que
enfrente a la población con los sectores productivos nacionales. Croize (1992),
autor francés, critica el rol del estado asumiendo conductas de mercado de
manera unilateral, cuando esto corresponde a la sociedad en su conjunto.
Cuando el estado se asocia a los sectores populares,
sindicatos y políticos, dirigidos por manos invisibles del poder económico
contrario a la producción nacional, que fomentan las importaciones, se crean
distorsiones del mercado, que dan al traste con el proceso de desarrollo, en
este caso con un sector muy sensible, el avícola.
Este tipo de campaña no es neutral, tienen repercusiones
negativas para un sector y positivas o beneficiosas para otro sector de la vida
económica nacional. Debemos señalar que el estado dominicano, debe fortalecer
todos los sectores nacionales, para que estén en condiciones de competir en un
mundo globalizado de libre mercado.
El papel del estado dominicano hay que revisarlo, a la luz de las leyes económicas que
sustentan el sistema y la evolución del Siglo XX1, porque se penalizan los
sectores productivos, a la vez que la intervención del estado en el mercado,
por ejemplo, el precio de los hidrocarburos es un factor determinante dentro de
las estructuras de costos, y se da la paradoja que el barril de petróleo baja
en el mercado internacional, y aquí la gasolina y el gasoil, aumentan de
precio, la especulación tiene sus entrañas desde el mismo gobierno.
El estado dominicano, sin asumir acciones paternalistas, debe
estimular el mercado nacional, para lo que deben crearse un conjunto de
acciones encaminadas a fortalecer el proceso de producción nacional, las
acciones como esta de un día sin pollo, auspiciada desde el aparato
gubernamental, nos retrotraen a las cinco
llamadas reformas estructurales, de primera generación, que los
economistas Stanlling & Peres, en el libro de la CEPAL, 2000, detallan:
Liberalización de las importaciones, liberalización de los sistemas financieros
internos, privatizaciones, reformas tributarias y la apertura de las cuentas de
capitales de la balanza de pago.
Avancemos hacia la” segunda generación”, en la que según los
autores citados en el párrafo anterior, se incluyen políticas activas, para
aumentar el crecimiento, mayor cooperación y enlaces, con las empresas pequeñas y una asignación más eficiente de la
inversión. Mejor funcionamiento de los mercados laborales y mayor cooperación
del gobierno con los actores económicos privados.
Así, que apoyamos un día sin pollo, y un siglo sin
intermediarios. Apoyamos los hidrocarburos que floten los precios sin la
intervención del estado y que este como responsable fundamental del
ordenamiento económico, político y social, disminuya los impuestos a los
combustibles.
Qué paradoja, mientras EEUU y la Unión Europea, protegen a
sus productores, por ser el alfa y omega del progreso de sus pueblos, hacen
grandes ferias para exhibir con orgullo sus productos y abrir nuevos nichos de
mercado. Aquí desde el estado se auspicia devorarlos de manera fiscal,
enfrentarlos a la población y favorecer el esquema de las importaciones en
desmedro de la producción nacional.
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