Leonel
Fernández se va del Palacio Nacional con un blindaje de acero que nadie, ni
siquiera Danilo Medina, a quién hizo presidente de la República para evitar
contratiempos en los tribunales, podrá tocarlo, ni impedir que intente, como
sabemos, volver al poder dentro de cuatro años.
(Leonel
intentó, por diversas vías, negociar
impunidad y complicidad con Hipólito Mejía. Si el candidato presidencial del
PRD hubiera hecho un pacto secreto con Leonel para impedir que Danilo ganara las elecciones, como el que hizo
Miguel Vargas con Leonel para que Hipólito no ganara, hoy sería el presidente
electo. Pero Hipólito, contrario a lo
que hizo Miguel, no quiso negociar con
Leonel para no traicionar sus principios, ni traicionar las esperanzas de
justicia del pueblo)
Leonel no
quería a Danilo de presidente de la República. Entendía, al igual que sus
colaboradores más cercanos, que Danilo,
al ser del mismo partido, adversario interno,
podría romper el círculo de poder
creado alrededor del Congreso,
Justicia, Fuerzas Armadas,
Policía, prensa, iglesia, etc.
A partir del 16 de agosto el que firmará los
decretos nombrando y destituyendo, el que manejará el presupuesto nacional, el
dios todopoderoso del país, será Danilo, hombre del Sur profundo.
Leonel
deseaba que Hipólito fuera el presidente de la República porque su liderazgo
dentro del PLD no estaría en riego, ni en dudas. Con Hipólito de Presidente
Leonel sería el jefe indiscutible de la oposición. Líder y dueño del PLD, del
Congreso, de la justicia, de la prensa,
de una parte de la iglesia católica y hasta de los empresarios. Con Danilo no
será así. El Comité Político y el Comité Central, que antes eran de
Leonel, porque los nombró y los enriqueció,
ahora serán de Danilo.
Y como si
fuera poco, Danilo representa la continuidad en el gobierno. Resultará cuesta
arriba un cuarto mandato consecutivo
dejando, como deja Leonel, un país en ruinas, endeudado hasta más no poder, con
altos niveles de desempleo, altísimo costo de la vida, delincuencia,
narcotráfico, corrupción, etc. La
herencia de Leonel para Danilo y el país, es nefasta. Explosiva diría yo.
Si fracasa
Danilo fracasa el PLD. Fracasa Leonel y frustra sus perversas aspiraciones de
volver al gobierno. El líder de la oposición no será Leonel, lo es, desde ya,
Hipólito. Esa es una de las razones por las cuales Leonel quiere, utilizando a
Miguel Vargas, destruir o dividir al PRD.
Usted,
amable lector, no lo sabe, pero Hipólito le devolvió a Leonel más de un
“papelito”, más de una carta sellada y ultra secreta. Despachó a más de un mensajero con las manos
vacías y un no rotundo. Lejos de negociar, Hipólito mantuvo una postura firme
contra la corrupción. Esa actitud fue la que unificó alrededor de Danilo, a
Leonel y su gente. Esa decisión fue la que unificó al grupo de Palacio, no a
favor de Danilo, sino en contra de Hipólito que prometía meterlos presos por
ladrones del dinero del pueblo. Danilo o la cárcel. No había de otra.
Si Hipólito
hubiera pactado con Leonel y su equipo de mafiosos, hoy fuera presidente
electo. No le habrían robado las elecciones.
Algunos ministros vinculados con la corrupción estaban dispuestos a
invertir sumas incalculables en la campaña electoral a beneficio de Hipólito.
Pero el candidato del PRD no quiso ese dinero. Al contrario, amenazó con
enviarlos a los tribunales tan pronto fuera presidente de la República.
Ante esa
disyuntiva, el dinero que invertirían a favor de Hipólito, lo gastaron a favor de Danilo. Hipólito no le dejó opción. Danilo se convirtió para los corruptos del
Palacio en el cambio seguro.
De todos
modos es bueno esperar. A Leonel y su gente el tiro le puede salir por la
culata.
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