EL PRD NO ES
DE MIGUEL
Por JUAN T H
Miguel
Vargas cree que el Partido Revolucionario Dominicano le pertenece, que lo
compró a precio de vaca muerta en el mercado de las pulgas o en una compra
venta de barrio pobre. No se da cuenta –pobre tonto- que el PRD nunca ha estado
en venta aunque muchos hayan intentado venderlo para beneficio propio, a lo largo de su ya larga historia.
Miguel
Vargas cree que puede ir a la Junta Central Electoral y cambiar, de un plumazo,
a los miembros de la Comisión Política y del Comité Ejecutivo Nacional,
elegidos igual que él en una convención, simplemente porque no le simpatizan o
porque no comulgan con sus ideas ni con su manera de actuar.
Cree –el muy
pobre tonto- que puede cancelar a los empleados
con 20 y hasta 30 años de servicio, impedir la entrada de dirigentes,
ponerle candado en las puertas y militarizar la Casa Nacional del PRD como si
fuera la Torre Caney donde dispone de 2,
400 metros cuadrados, sin las áreas comunes, incluyendo
el helipuerto.
No sabe
–pobre hombre- que el PRD es la mayor escuela democrática del país, que cada
miembro, militante, dirigente medio o
alto, ha pagado un precio por su derecho a pensar y decir lo que piensa, por su
derecho a protestar contra la opresión y las injusticias.
El PRD nació
y se hizo grande muchos años antes de que Miguel naciera. El PRD es la organización política
de mayor tradición y arraigo popular. Ese partido nació en el exilio, enfrentó
la dictadura de Trujillo, encabezó el gobierno más democrático del país
presidido por Juan Bosch. Luego propició la Revolución de Abril y enfrentó con
las armas al ejército de Estados Unidos pagando un precio en sangre, llanto,
dolor y luto.
Ese partido que Miguel Vargas, con una mezcla
de ignorancia y arrogancia quiere destruir, no cesó en su lucha durante los 12
tenebrosos años de Balaguer.
No en balde
el PRD es un sentimiento nacional; parte fundamental de la cultura política democrática
del pueblo dominicano.
Ese PRD que
Miguel Vargas que cree que compró a precio vil en una subasta de baratijas
parió a Juan Bosch, a Francis Caamaño cuando defendió la constitucionalidad, a
don Antonio Guzmán, entre muchos otros buenos dominicanos y dominicanas.
Ese PRD que Miguel Vargas trata como si fuera
un feudo parió al más grande líder de masas que ha tenido el país en toda su
historia: José Francisco Peña Gómez, cuyo pensamiento y acción Miguel Vargas ha
traicionado.
En su
megalomanía destructiva Miguel Vargas maltrató a muchos dirigentes y militantes
negándoles sus derechos, con imposiciones hasta brutales. Miguel, tan rico que no tiene más que dinero, como
diría Joaquín Sabina, creyó que podía
comprar al PRD. ¡Se equivocó medio a
medio!
Ahora cree
–pobre tonto- que la continuidad del “Pacto de las Corbatas Azules” con Leonel
Fernández le garantizará, de facto, el PRD. Cree que en los tribunales, aunque
no tenga la razón, aunque haya violado los estatutos del partido y hasta la
Constitución de la República, Leonel le dará el partido para que lo destruya.
Por eso,
cuando Andrés Bautista, Orlando Jorge Mera y Geanilda Vásquez lo visitaron en
su torre Caney antes de la reunión de la Comisión Política, les dijo: “En los
tribunales nos vemos”. Esa es su apuesta.
Pobre tonto,
no sabe que no hay tribunal en la tierra que le pueda quitar el PRD al pueblo.
Milton Ray Guevara puede ser el presidente, no del Tribunal Constitucional,
sino de todos los tribunales del mundo y no podrá arrebatarle el PRD a sus
verdaderos dueños que son los más de dos millones de personas que votaron
blanco en la casilla uno por su candidato Hipólito Mejía. Más de dos millones
de hombres y mujeres que no se vendieron, que no traicionaron.
El PRD no es
de Miguel Vargas como tampoco lo es de Hipólito Mejía, ni de nadie en
particular. El PRD es propiedad legítima del pueblo, su principal instrumento
de lucha por la libertad y la justicia social. Echados del templo los
traidores, entonces si podrá decirse que el PRD unido jamás será vencido.
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