Lic. Danilo Medina Presidente Electo |
Dr. Willians
De Jesús Salvador
Cada período
histórico es producto de circunstancias políticas y socioeconómicas muy particulares de la
humanidad. Este siglo XXI está obligando a los pueblos al establecimiento de
gobiernos tecnócratas y políticos como simbiosis obligatoria, producto de la
crisis universal que viven la mayoría de las naciones del mundo.
El termino tecnocracia
significa literalmente el gobierno de los técnicos, es decir es dirigido por un
técnico que orienta sus decisiones de manera eficaces por encima de las
consideraciones políticas, ideológicas o sociales.
El gobierno tecnocrático
ha vuelto a la palestra pública a principio de este siglo, no obstante debemos
establecer que sus orígenes se remontan al Siglo XIX, cuando el filosofo y sociólogo
francés Claude-Henry Rouvroy, conde de Saint-Simón, estableció en su obra “Reorganización
de la Sociedad Europea”, (1814) es el
primero que propone para el poder político a los que tienen la capacidad de transformar a Francia en lo económico,
a los dirigentes industriales y los técnicos augurando el reemplazo de la política
por la ciencia de la producción. La sociedad industrial, científica y tecnológica
que es fundamental para el desarrollo y grandeza de las naciones, no es
producto del azar, ni de la tribuna pública, sino, realidades concretas que no
admiten distracciones políticas.
Nos
permitimos establecer que en los años de la década del 1930 en América se
redescubre el termino de Gobiernos Tecnocráticos, forzado por la gran depresión
norteamericana, en la que para el proceso de industrialización guiados por químicos,
físicos, economistas e ingenieros, se consideraban que estaban dotados de las herramientas
para gobernar el proceso industrial empresarial, por ende, estaban capacitados
para gobernar las instituciones del estado, por ser el dinamo del desarrollo de
la sociedad en expansión dejando atrás la Gran Depresión Norteamericana.
En esa década
la mayoría de los gobiernos en América Latina eran dictatoriales, por lo que la
clase política estaba al servicio del ejecutivo para el manejo de la supra
estructura de la sociedad, mientras que las instituciones eran forjadas por tecnócratas,
simplemente hay que revisar la instauración en la República Dominicana de las
Secretarías de Estado, Direcciones Generales, Banco Central, Banco de Reservas
y el Instituto Dominicano de Seguros Sociales, IDSS, que sus primeros
ejecutivos eran tecnócratas.
Actualmente los vientos que soplan desde la Unión
Europea, golpeada de manera brutal por una crisis económica que amenaza su
integridad monetaria, el “euro como moneda única”, está obligando a los
diferentes países replantearse el tipo de gobierno que deben implementar. El economista
Mario Monti al jurar como Primer Ministro de Italia al relevar a Silvio Berlusconi,
tomo la ruta de establecer un gobierno tecnocrático
y hasta la fecha Italia ha logrado detener los impactos negativos de las
calificadoras de riesgo sobre los bonos y otros documentos financieros que son
los parámetros que guían los mercados y la economía de los diferentes países.
El ganador
de las elecciones griegas, Antonis Samarás,
líder de Nueva Democracia, recibió el encargo de mano del Presidente Saliente
Karolo Papulas, de constituir un nuevo gobierno, que ha prometido será de
consenso nacional y tecnocrático para abordar la crisis que estremece a Grecia.
La República
Dominicana se ha caracterizado por estar gobernada por gabinetes eminentemente políticos,
en la que los técnicos han jugado un papel de subalternos ministeriales,
dirigidos por neófitos que terminan empoderándose de las herramientas
necesarias para encausar con el piloto automático las instituciones bajo su
tutela, y que en ocasiones son manejadas como un botín de guerra de manera
personal y clientelar creándose desajustes administrativos y éticos para el
estado.
En nuestro país que el proceso de transición dura
tres meses, distinto a Grecia que el mismo día el Primer Ministro Electo forma
gobierno, estamos en medio de expectativas ante el nuevo gobierno, porque no es
un secreto para ningún sector de la vida nacional los retos que aguardan al
nuevo ejecutivo, como son déficit fiscal, desajustes en la aplicación del
presupuesto nacional, según la Cámara de Cuenta, implementación de una reforma
fiscal, la obligatoriedad de constreñir los gastos del gobierno, la deuda
externa que toca el techo de nuestras capacidades de endeudamiento, disminución
de la hipertrofiada nomina publica, con la dificultad que los empleados súper
numerarios son parte de la herencia política de su partido, la obligatoriedad
de estimular el sector privado para la creación de empleos y estimular la producción
nacional, replantearse una nueva política en aéreas en crisis a nivel mundial
como el turismo que es uno de nuestro pilares, mejorar nuestro intercambio
comercial a lo interno del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica, Centroamérica
y el Caribe.
Auspiciar nuevas políticas de intercambios con Haití, en
las que deberá formalizar un Trato de Beneficios Recíprocos con Haití, al estilo del Gran Trato del Presidente
EE.UJ Theodore Roosevelt, quien dicho
sea de paso fue el primer presidente norteamericano en ganar el Premio Nobel de
la Paz, en el año 1905. Este Gran Pacto, tenia políticas sociales
y comerciales hacia sus vecinos muy favorables para las partes, entre las obras
cumbres que realizó esta el Canal de Panamá.
Finalmente,
nos preguntamos este próximo gobierno será un gobierno para el pueblo o para
los políticos, tendrá importantes componentes tecnocráticos con una alianza estratégica
con el sector privado para estimular el desarrollo sostenido del país, con la implementación
de políticas verdes, energías limpias, aumentar el gasto en salud, educación,
el combate científico y eficaz de la inseguridad ciudadana, políticas sociales
compensatorias, alejarla de los resquicios clientelares de la tarjetas Solidaridad,
Senasa, Bono Gas, Bono Luz, etc. Tecnologías de la Información, Innovación y
Comercio. El último gran reto del nuevo
presidente será establecer políticas eficaces para combatir uno de los males ancestrales de la sociedad dominicana, la corrupción
de estado. ¡Suerte Sr. Presidente!
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