Dr. Willians De Jesús Salvador |
Dr. Willians
De Jesús Salvador
Debo
confesar que es fascinante hablar con el Doctor Negro Veras, con sus ojos
claros como la luz del día, un hombre conocedor del mundo y sus interrogantes
mas intimas, analista lleno de enjundias y sabidurías que le ha arrancado a la
vida, en ocasiones en su largo litigar de abogado, defensor de los derechos
humanos y soñador de un mundo utópico, en la que todos los seres humanos tengan
las mismas oportunidades y plenitudes sociales.
Don Negro
Veras, con el sombrero negro en la mano, termina de leer el diario vespertino,
cuando llego al restaurant, tras el saludo afectuoso acostumbrado, quise
aprovechar este monumento viviente, reserva moral de la sociedad dominicana,
civilista de excepción y jurista lleno de los fulgores que producen la
brillantez de su solida formación intelectual y ética.
Empezamos
con el tema obligado, el análisis post electoral, sus resultados y que debemos
esperar los dominicanos. Interpele a Don Negro sobre estas interrogantes,
planteadas como preocupación nacional, que todavía buscan asideros antes de la
llegada del 16 de agosto del 2012.
Me dijo, sin
ambages, todo era predecible electoralmente hablando, no hay sorpresas, dos
grandes partidos se encuentran en la disputa por el poder, uno está en el
gobierno y el otro en la oposición.
Quien podía sorprenderse de la JCE, que está dirigida por el partido en
el poder. Quien o quienes ignoraban de que el gobierno y sus mecanismos de
poder, estarían al servicio del candidato del gobierno. Las patanas de electrodomésticos,
zinc, cemento, además que ambos partidos PLD y PRD, saben que ninguno de los
dos tienen el cincuenta más uno, que la diferencia las aportan las fuerzas
aliadas y que estas a su vez son reservorios a los que se envían los votos
comprados o producto de los nuevos adeptos menos confiables del incesante mercado electoral.
Quien podía
ignorar que las fuerzas del orden estarían más para cuidar a los militantes del
partido en el gobierno, que a los opositores, aquí los opositores son las
antítesis del oficialismo, por lo tanto son los que se vigilan, no se cuidan.
En un tono
afirmativo y como sentencia definitiva, me expresó: “El PRD, pudo haber ganado
las elecciones, la misión de un partido opositor es vencer primero lo
previsible, la impronta del camino y neutralizar todo aparataje oficialista.
Don Antonio Guzmán, venció a la guardia, la banda colora, y toda la
parafernalia del poder.”
Continúo,
expresándome con sabiduría digna de los mejores tiempos de los pensadores
atenienses, el pueblo quería un cambio
convincente, real, autentico, pero lamentablemente aquí hay partidos y estrategas
que siguen viviendo en siglos
anteriores, y la política evoluciona al ritmo de las sociedades y sus
necesidades, por lo que podemos establecer un imperativo, “nuestros partidos y sus políticos deben poner el reloj en hora”.
La Republica
Dominicana, vive una realidad, ha surgido desde las entrañas del poder político
que está conduciendo la cosa pública, una nueva clase política con poder
económico, visión de estado y sed desmesurada de poder. Las elecciones recién pasadas, las que se han
celebrado a lo largo de este nuevo siglo, tienen un patrón que les caracterizan
por la inversión financiera, la ausencia del debate ideológico y los partidos
como garante de la democracia, son cada vez más decepcionante, por lo que
debe producirse un fenómeno de transformación de nuestros partidos políticos.
La
partidocracia en nuestro país, debe ser transformada a la luz de sus
realidades, debilidades, clientelismo, carencia de ideales, hombres que ocupan
posiciones dentro de las organizaciones no por las virtudes intelectuales,
temple patriótico y ejemplo civilista, sino por la capacidad de obtener un
cargo en el partido, como mecanismo para asesar a posiciones electivas y de
poder, cuando pasamos revista a sus
aportes para la construcción de la sociedad que los dominicanos aspiramos, los
resultados son en ocasiones exiguos.
Démosle al
pueblo dominicano, un sistema político confiable, que liberado de las lacras o
lastre del presente, se convierta en garantía para la construcción de la nueva
sociedad que todos aspiramos y de esta
manera construir una democracia que sea garante de mejores días para la
República Dominicana.
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